«Se ponía contento de que le preguntara cualquier cosa. Consideraba que los niños tenían problemas mucho más complicados que los adultos. No se limitaba a dar una respuesta correcta, sino que era capaz de conseguir que el otro, el que preguntaba, se sintiera orgulloso. Ante la respuesta guiada por el profesor, Root se quedaba embelesado no sólo por la magnificiencia de la misma, sino también pensando en lo pertinente que era la pregunta que él mismo había formulado.»
El Reinado de la Entropía de las Letras
La Revolución en las aulas ha comenzado ¡A las barrricadas!131 Comments »
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